Llegó el día, el día en que él vendría. Bueno, os contaré la historia. Yo me llamo Nely, y él se llama Alex. Somos novios desde hace 2 años, pero se fue el año pasado a una Academia Militar. Hoy me dijo que venía, y le voy a esperar donde el toque de queda, un puente de Nueva York. Ahí vivíamos y vivimos los dos antes de que se fuera. Ahora le estoy esperando en el toque de queda. Ahí venía, con su hermosura de siempre, esa cosa que te llama la atención cada vez que le ves. Le amaba, le amaba con todas mis fuerzas.
- ¡Alex!. -le dije exclamando mientras le daba un tremendo abrazo.
+ Pequeña. - me dijo el mientras me acariciaba.
- Te he echado muchísimo de menos, mi vida. No soporto que te alejes de mí.
+ Yo también, cada vez que veo tus mensajes, tus llamadas... te quiero más y más.
Empezó a llover, y la intensidad de amor era todavía más grande. Le sentía, sentía sus manos en mi cara. No me pude aguantar más, le besé. Tenía sus labios pegados a los míos, un inmenso beso lleno con sentimientos de afecto, amor, sensibilidad, relajación... Esos labios tan suaves pegados a los míos. Era el hombre perfecto. Lo malo, dentro de media hora tenía que trabajar. No quería irme, sólo quería quedarme a su lado, en esa esquinita del puente. Era una tarde preciosa, un atardecer perfecto. El agua que había debajo era maravilloso, con esa luz del sol reflejada en él. Me fui a mi trabajo.Le vi, le vi en el Centro Comercial donde yo trabajaba.
- ¿Qué haces aquí? -Exclamé sorprendida, pero un tanto alegre.
+ Te estaba esperando, no soporto alejarme de ti ni cinco minutos.
- ¡Te quiero! -Le grité.
+ Yo también princesa.
- Bueno cariño, tengo que seguir trabajando... después nos vemos. Te quiero, no lo olvides.
+ Vale bebé, estoy por aquí, cuando termines me llamas y vengo corriendo. Sabes que nunca olvidaré eso, espero que tú tampoco.
Me despedí de él para seguir trabajando.
Al fin terminé de trabajar, llegó la hora de llamarle como le prometí. Le llamé.
- Alex.
+ ¿quién es?. - me contestó.
- Soy yo mi vida, ya terminé, ¿dónde estás?
+ ¿Estás en la cafetería? Ya voy par allá.
- No, da igual, dime dónde estás que iré allí.
+ ¡No, no vengas! Ya iré yo.
- Ah, bueno vale. Te espero.
Era un tanto raro, no sé por qué estaba así de borde conmigo. Le vi venir ya.
- ¡Hola mi niño!
+ Hola bebé.
- ¿por qué estás así de borde conmigo por teléfono?.- le dije con un tono un tanto preocupada.
+ ¡No me pasa nada! Deja ese tema ya por favor.
- Vale, pero por favor dime qué te pasa. No soporto verte así.
+ ¡Te he dicho que dejes ya ese tema! ¡Lo siento! Pero por favor ¡Déjalo ya!
- Vale, pero no me gusta que estés así...y menos conmigo.
+ Lo siento bebé, sabes que te adoro mucho nena, no te haría nada malo.
- No pasa nada, pero por favor no me lo hagas pasar tan mal como esta vez.
+ Vale, princesa. Te quiero mucho.
- Y yo mi niño.
Nos fuimos a la luz de la luna, dándonos besos como siempre. Mañana habíamos quedado en mi casa, mi padre hacía barbacoa en nuestro jardín. Dormí estupendamente, soñé con él y con sus besos. Ya era el día siguiente y no esperé más para llamarle y decirle que ya le estaba esperando arreglada, vestida, y desayunada. Quería verle cuanto antes. Sonó el timbre. Era él, mi corazón temblaba cada vez más. Le vi, entrando por la puerta de mi casa con una sonrisa preciosa. Era guapísimo, estaba un tanto celosa...en cualquier momento me podía dejar por otra de las niñas que tiene detrás. Pero ahora no me preocupé por eso.
– Ven cariño. - le dije.
+ Vale princesa, ya voy. - me dijo.
Le llevé a una caseta vieja que teníamos en un árbol de mi jardín.
Estuvimos horas y horas ahí diciéndonos que había hecho en la Academia, y yo diciéndole que había hecho en su presencia. Cada cinco minutos iba un beso. Así hasta que mi padre nos llamó para comer.
+ ¡Neeeeeeeeeeeeeeely!
- Ya voy, papá.
+ ¡La comida ya está lista!
Bajamos a comer, una tarde perfecta. Llegó la hora, la hora en que el avión venía de vuelta para llevarle. Para alejarlo de mí otra vez. Para tener que esperar otro año más para verle. No soportaba la idea, pero tampoco le iba a impedir su sueño. Cada vez le quiero más y cada vez soporto menos la idea de que se valla y se aleje otra vez de mí.
- Mi vida, llegó el momento. - me dijo con un tono triste.
Odio esto, odio verte alejado de mí otra vez. Y seguro que se repetirá. - los ojos se me humedecieron, no pude aguantarme, lloré como siempre.
+ Bebé, no llores por favor, no soporto verte así, y menos si es culpa mía. ..
- ¿Cómo quieres que no llore si te vas cada año y sólo vienes 3 días a verme? Eres mi novio...y sabes que te amo con toda mi alma. - dije llorando.
+ Por favor para de llorar, a mí tampoco me gusta la idea de separarme de ti, un año entero y venir a verte solo una vez y que sean tres días solo. Pero la vida no es justa ni para ti ni para mi. Sabes que yo también te amo muchísimo princesa, y también sabes que eres mi mundo.
- ¡Te amo!. - dije todavía llorando.+ Yo también mi vida, yo también... - me dijo abrazándome tan fuerte que me sentí protegida como por un millón de personas.
Llegó la hora de irse, el avión salía dentro de cinco minutos. Me despedí de él. Las lágrimas salían cada vez más y más rápido...
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